Coccidiosis porcina: cómo afecta a los lechones y cómo prevenirla. Parte 2
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¿Cómo se diagnostica la coccidiosis porcina?
Los antecedentes clínicos y la detección de síntomas contribuyen a la sospecha de infección por coccidios desde el principio. Conviene prestar atención a la diarrea, incluso hacer exámenes fecales, en la segunda y tercera semana de vida que no responde a los antibióticos.
Para obtener un diagnóstico definitivo: casi siempre es necesario obtener muestras seriadas. Tal vez sea necesario llamar al veterinario para que realice análisis de laboratorio. Existen varias técnicas para observar y contar los ooquistes en las heces, con el fin de confirmar la presencia de los parásitos y la gravedad del brote.
- Métodos de flotación
- Autofluorescencia: cuando son iluminados con luz UV, los ooquistes emiten fluorecsencia azul.
¿Cómo prevenir la coccidiosis porcina en lechones?
Actualmente, no existen vacunas contra la coccidiosis porcina, pero existen tres métodos importantes para su control:
Higiene
La principal fuente de infección es la contaminación del entorno por coccidios, por eso la higiene es primordial y recomendamos:
- Limpiar a diario las heces, sobre todo si predominan las condiciones cálidas y húmedas que favorecen la esporulación.
- Controlar las plagas que propagan los ooquistes, como los insectos y los roedores.
- Limpiar a conciencia las parideras entre los partos, sobre todo, los canales de purines.
- Cambiar la cama con frecuencia.
Desinfección
Los ooquistes son resistentes a la mayoría de desinfectantes, lo que plantea otro desafío para el ganadero. Los únicos desinfectantes eficaces contra los coccidios son los productos a base de cresoles. Recomendamos:
- Usar desinfectantes de eficacia probada contra los ooquistes (consulta a tu veterinario).
- Limpiar con vapor. También se han utilizado lanzallamas, pero conviene informarse de la normativa local y de la seguridad.
Coccidiostáticos
Los coccidiostáticos son eficaces en el control de la infección.
- La metafilaxis con toltrazurilo ha demostrado mejorar el rendimiento debido a su efecto positivo sobre las infecciones subclínicas. Es importante aplicarla en el momento oportuno para interrumpir el ciclo de desarrollo del parásito. Por ello, la intervención precoz es más eficaz.
Una sola dosis de toltrazurilo ayuda a prevenir la coccidiosis porcina clínica. Algunos productos combinan el toltrazurilo y el hierro para tratar y prevenir al mismo tiempo la anemia ferropénica del lechón y la coccidiosis.
Tratamiento y control
Una vez que los coccidios ya han colonizado el epitelio intestinal, el tratamiento resulta poco útil. De acuerdo con los criterios para el uso racional de los antibióticos en las explotaciones, el control de la coccidiosis no debería basarse en la administración de antibióticos.
La diarrea causada por los coccidios no responde a los antibióticos, un signo que puede ayudar en el diagnóstico por eliminación. Aunque no se puede hacer gran cosa por un lechón una vez presenta diarrea, debemos proporcionar tratamiento metafiláctico a todos los animales de la camada, aunque los demás lechones no muestren signos clínicos.
Toltrazurilo
El toltrazurilo es el coccidiostático más eficaz del que disponemos. Se puede administrar por vía oral o inyectado. Una estrategia que ha demostrado ser eficaz a nivel preventivo es tratar a los lechones lactantes con toltrazurilo en la primera semana de vida, con un beneficio claro de la administración precoz en los primeros días después del parto. Conviene recordar que una vez que el parásito ha colonizado el intestino, ya no se puede hacer gran cosa. Esta medida profiláctica reduce la diarrea, disminuye la excreción de ooquistes y mejora el rendimiento de los lechones.
Una sola dosis fija de toltrazurilo inyectable puede prevenir eficazmente la coccidiosis, lo que reduce la manipulación y supone un ahorro en mano de obra.
Repercusión de la coccidiosis en la producción porcina
Los lechones afectados por la coccidiosis pesarán al destete entre 0,3 y 1 kg menos que los lechones sanos. A eso hay que añadir las pérdidas por las muertes, los costes del tratamiento y el impacto que la excreción de los ooquistes tendrá en las siguientes camadas.
Las lesiones que los coccidios provocan en el epitelio intestinal impiden que este absorba los nutrientes, lo que conlleva un peor índice de conversión y, por ello, una ganancia media diaria de peso mucho menor. El tiempo hasta el sacrificio se alarga, no solo por el bajo peso al destete, sino también porque el rendimiento se ve afectado hasta bien entrado la fase de crecimiento y acabado.
Las infecciones subclínicas generan una gran preocupación, porque sin diagnóstico no es posible saber a qué nos estamos enfrentando. Cada vez hay más indicios de que C. suis puede provocar que algunos lechones muestren un gran deterioro tras el destete. Según algunos cálculos, las infecciones subclínicas suponen un impacto equivalente a cerca de la mitad del de la coccidiosis clínica.
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